Cierran un acuerdo de investigación sobre medicina regenerativa. Participan en un proyecto para producir neuronas que puedan ser trasplantadas al cerebro humano
Obtener neuronas humanas a partir de células madre es relativamente sencillo. Lo difícil es conseguir que se mantengan vivas más de dos semanas en un laboratorio. Si se pudiera lograr que una neurona se sienta como en casa fuera de un cerebro sería posible conservarla para trasplantarla después al cerebro de personas con Parkinson o Alzheimer.
Edificar una especie de hotel para neuronas es el objetivo de un proyecto que se disponen a desarrollar el CIC Nanogune y la Fundación Inbiomed. Las dos entidades donostiarras firmaron ayer un acuerdo de colaboración para investigar nuevos tratamientos que palíen los deterioros de enfermedades neurodegenerativas. El primer fruto de esta alianza será abrir una línea de investigación para mejorar los procesos de cultivo y producción de neuronas.
Inbiomed aportará su experiencia en células madre y enfermedades degenerativas. Nanogune pondrá sobre la mesa su capacidad para manipular materiales a nanoescala. La combinación entre estas dos habilidades debería culminar con la creación de una estructura que reproduzca las condiciones existentes en el interior del cerebro.
De la construcción del edificio se encargará el grupo de autoensamblado de Nanogune, dirigido por Alexander Bittner. Su equipo ya ha comenzado a experimentar con fibras basadas en proteínas puras y sin polímeros para levantar una estructura en la que una neurona encuentre un ambiente acogedor «como en un vivero».
Obtener neuronas humanas a partir de células madre es relativamente sencillo. Lo difícil es conseguir que se mantengan vivas más de dos semanas en un laboratorio. Si se pudiera lograr que una neurona se sienta como en casa fuera de un cerebro sería posible conservarla para trasplantarla después al cerebro de personas con Parkinson o Alzheimer.
Edificar una especie de hotel para neuronas es el objetivo de un proyecto que se disponen a desarrollar el CIC Nanogune y la Fundación Inbiomed. Las dos entidades donostiarras firmaron ayer un acuerdo de colaboración para investigar nuevos tratamientos que palíen los deterioros de enfermedades neurodegenerativas. El primer fruto de esta alianza será abrir una línea de investigación para mejorar los procesos de cultivo y producción de neuronas.
Inbiomed aportará su experiencia en células madre y enfermedades degenerativas. Nanogune pondrá sobre la mesa su capacidad para manipular materiales a nanoescala. La combinación entre estas dos habilidades debería culminar con la creación de una estructura que reproduzca las condiciones existentes en el interior del cerebro.
De la construcción del edificio se encargará el grupo de autoensamblado de Nanogune, dirigido por Alexander Bittner. Su equipo ya ha comenzado a experimentar con fibras basadas en proteínas puras y sin polímeros para levantar una estructura en la que una neurona encuentre un ambiente acogedor «como en un vivero».
El resto lo hará Inbiomed, cuyo equipo, dirigido por Rosario Sánchez Pernaute, trabaja ya en los procesos de producción de neuronas.
Vía de esperanza
Una neurona es una especie de mensajero que traslada las órdenes del cerebro al resto del cuerpo. Su vida, excepto las que perdemos por el camino, es tan larga como la del cerebro del que forman parte. Y la posibilidad de cultivarlas en un laboratorio abre una vía esperanzadora para las personas que sufren enfermedades neurodegenerativas.
El problema es que hasta el momento no se ha conseguido obtener neuronas que sobrevivan mucho tiempo en el exterior, por lo que su trasplante a un ser humano es inviable. En la placa de cultivo de un laboratorio, uno de estos mensajeros tiene una existencia efímera de dos o tres semanas, por lo que solo alcanza un estado de maduración muy primitivo. En la estructura que pretenden crear Inbiomed y Nanogune una neurona podría vivir el tiempo suficiente para desarrollarse y establecer conexiones. Y sería posible separarla de otras sin que pierda sus propiedades.
La firma del acuerdo de colaboración estuvo presidida por el director general de CIC Nanogune, José María Pitarke, y el presidente ejecutivo de Inbiomed, Gurutz Linazasoro. Pitarke señaló que «el tratamiento de las zonas dañadas del cerebro con neuronas obtenidas a partir de células madre podría invertir el deterioro del sistema nervioso causado por la enfermedad y abrir las puertas a terapias para el Parkinson o el Alzheimer». Linazasoro, por su parte, afirmó que el reto «es conseguir aplicar esas neuronas en las zonas dañadas del cerebro y lograr que se restaure la funcionalidad de las regiones afectadas».
Los responsables de las dos entidades donostiarras destacaron que la iniciativa es un primer ejemplo «de lo que puede dar lugar la colaboración entre dos centros que, con enfoques y ámbitos aparentemente dispares, se complementan para superar las barreras de investigaciones muy complejas que solo son abordables desde una perspectiva multidisciplinar».
El proyecto, que se desarrollará durante los próximos dos años, es el primer paso visible de un acuerdo que abarca la puesta en marcha de actividades de formación de investigadores y la utilización conjunta de las infraestructuras de Inbiomed y Nanogune. «Este es un buen ejemplo de cooperación que puede dar lugar a importantes avances y mejoras en el campo de la medicina regenerativa», indicó ayer Linazasoro.
El acuerdo también es un primer paso para dejar volar la imaginación sobre lo que puede suponer la creación de una estructura para cultivar neuronas de manera estable y duradera. Sería posible obtener células de este tipo con una esperanza de vida superior a la actual y ver qué haría una neurona más vieja que un ser humano. «Podría ser algo negativo, como generar tumores, o algo positivo. No sabemos qué pasaría», señala Linazasoro.
Más
Vía de esperanza
Una neurona es una especie de mensajero que traslada las órdenes del cerebro al resto del cuerpo. Su vida, excepto las que perdemos por el camino, es tan larga como la del cerebro del que forman parte. Y la posibilidad de cultivarlas en un laboratorio abre una vía esperanzadora para las personas que sufren enfermedades neurodegenerativas.
El problema es que hasta el momento no se ha conseguido obtener neuronas que sobrevivan mucho tiempo en el exterior, por lo que su trasplante a un ser humano es inviable. En la placa de cultivo de un laboratorio, uno de estos mensajeros tiene una existencia efímera de dos o tres semanas, por lo que solo alcanza un estado de maduración muy primitivo. En la estructura que pretenden crear Inbiomed y Nanogune una neurona podría vivir el tiempo suficiente para desarrollarse y establecer conexiones. Y sería posible separarla de otras sin que pierda sus propiedades.
La firma del acuerdo de colaboración estuvo presidida por el director general de CIC Nanogune, José María Pitarke, y el presidente ejecutivo de Inbiomed, Gurutz Linazasoro. Pitarke señaló que «el tratamiento de las zonas dañadas del cerebro con neuronas obtenidas a partir de células madre podría invertir el deterioro del sistema nervioso causado por la enfermedad y abrir las puertas a terapias para el Parkinson o el Alzheimer». Linazasoro, por su parte, afirmó que el reto «es conseguir aplicar esas neuronas en las zonas dañadas del cerebro y lograr que se restaure la funcionalidad de las regiones afectadas».
Los responsables de las dos entidades donostiarras destacaron que la iniciativa es un primer ejemplo «de lo que puede dar lugar la colaboración entre dos centros que, con enfoques y ámbitos aparentemente dispares, se complementan para superar las barreras de investigaciones muy complejas que solo son abordables desde una perspectiva multidisciplinar».
El proyecto, que se desarrollará durante los próximos dos años, es el primer paso visible de un acuerdo que abarca la puesta en marcha de actividades de formación de investigadores y la utilización conjunta de las infraestructuras de Inbiomed y Nanogune. «Este es un buen ejemplo de cooperación que puede dar lugar a importantes avances y mejoras en el campo de la medicina regenerativa», indicó ayer Linazasoro.
El acuerdo también es un primer paso para dejar volar la imaginación sobre lo que puede suponer la creación de una estructura para cultivar neuronas de manera estable y duradera. Sería posible obtener células de este tipo con una esperanza de vida superior a la actual y ver qué haría una neurona más vieja que un ser humano. «Podría ser algo negativo, como generar tumores, o algo positivo. No sabemos qué pasaría», señala Linazasoro.
Más