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domingo, 28 de febrero de 2016

El amor es algo bonito que acaba mal

El amor es algo bonito que acaba mal

Donosti-romantico
Imagen gentileza de Ainara García
“¿El amor es algo bonito que acaba mal? Amor, sexo y salud. El ideario amoroso entre adolescentes y jóvenes en Gipuzkoa” ha sido un estudio realizado por la UPV/EHU, Medicus Mundi Gipuzkoa y Farapi Koop. Elkartea, y financiado por la Agencia Vasca de Cooperación al Desarrollo y la Diputación Foral de Gipuzkoa.
Su objetivo principal ha sido analizar el conjunto de ideas en torno al amor romántico compartido por adolescentes y jóvenes de 13 a 18 años en Gipuzkoa, de cara a descubrir cómo las expectativas creadas sobre el amor y el sexo influyen en la forma de actuar y de establecer relaciones afectivas y sexuales. Asimismo, el equipo investigador pretendía detectar comportamientos y actitudes que podrían ser dañinas para la salud sexual y reproductiva de la juventud e incluso desembocar en violencia.
A pesar de que habría que distinguir dos realidades de concienciación y reflexión en torno a la temática analizada en esta investigación; influidas cada una de ellas por la edad, el sexo, el entorno más o menos urbano y las experiencias sexuales con que cuentan los grupos de adolescentes y jóvenes que se han entrevistado en el estudio, se ha observado un mayor cuestionamiento de las ideas tradicionales del amor en jóvenes de 16 a 18 años, que ya han tenido relaciones y, en mayor medida, entre chicas que entre chicos. También parece tener mucha importancia en la configuración de su ideario amoroso la trayectoria educativa y concienciadora que hayan tenido, cobrando especial relevancia acciones o figuras educativas clave que han contribuido a plantear la realidad, la sociedad y sus normas desde la no necesaria asunción de éstas y desde la posibilidad de cambio.
Partiendo de estas premisas, se han podido identificar algunas ideas globales, que el equipo investigador ha resumido en ocho conclusiones:
  • Se ha observado, en primer lugar, que tanto adolescentes como jóvenes establecen la pareja como el estado vital ideal. En este sentido, y aunque existe una cierta actualización de mitos tradicionales de amor, se sigue sosteniendo la idea de que se precisa de otra persona para estar completa y el planteamiento de la vida sin pareja se vive como fracaso y se asocia a arquetipos de soledad extrema y locura, especialmente hacia las chicas.
  • Sin embargo, y de igual manera, se sigue asumiendo el conflicto, incluso violento, como algo intrínseco al amor; entendiendo en algunos casos, incluso, que “si no hay peleas, no hay amor”, apareciendo los celos y las actitudes de control como los grandes frentes en los que actuar a juicio del equipo investigador.
  • Además de encontrar un modelo casi unívoco, también se ha observado que, en la vida cotidiana, la presencia de la pareja se hace cada vez más constante, algo facilitado sobre todo por las Tecnologías de la Información y de la Comunicación (TIC), que hoy por hoy juegan un papel central en la realidad de adolescentes y jóvenes. En la actualidad no hay espacios ni momentos de desconexión total respecto de la pareja y, en este punto, parece que las chicas asumen más el hecho de estar siempre disponibles para sus parejas, sobre todo por WhatsApp.
  • En ese sentido, y si bien están bastante asumidos los valores esenciales relativos a la igualdad entre hombres y mujeres, y existe un cuestionamiento teórico de los modelos de amor y las estructuras bajo las que funcionan, durante las entrevistas con adolescentes y jóvenes se han encontrado discursos diferenciando entre “lo que debería ser” y “lo que realmente pasa” porque sigue existiendo cierta legitimación de algunas desigualdades, como la consideración desigual del papel que juegan los chicos y las chicas en el amor o la normativa tan cerrada del modelo amoroso válido.
  • La escasez de diversidad de modelos ha sido especialmente llamativa en este estudio en el caso de la homosexualidad o la bisexualidad, respecto a las que se han encontrado desde actitudes explícitas de repulsa activa hasta una aceptación “teórica” de la situación; siendo mayor el rechazo entre los grupos de edad más jóvenes; llegándose a hablar de moda en el caso de la homosexualidad (especialmente la femenina) o de vicio o falta de personalidad en el caso de la bisexualidad.
  • Otra idea destacada por el equipo investigador ha sido la continuidad de la objetualización de los cuerpos, sobre todo los femeninos, convirtiéndose en un elemento de deseo y consumo. Las nuevas tecnologías vuelven a tener un peso importante en este aspecto, dada la continua exposición de adolescentes y jóvenes en las redes sociales, que se emplean como medio de ataque de unas personas a otras. Nuevamente, las chicas están más expuestas y cuestionadas en este escrutinio público.
  • En relación a los hábitos sexuales y cómo afectan a su salud sexual-reproductiva, también se conoce la teoría y las consecuencias que entrañan ciertos comportamientos, pero en la práctica no se cuenta con estrategias suficientes como para defender los propios criterios o, al menos, no en todas las circunstancias -como en situaciones de fiesta, por ejemplo-; y son de nuevo las chicas quienes parecen tener menor autonomía a la hora de tomar decisiones respecto a sus relaciones sexuales, acabando por relegar su placer al masculino. Sin embargo, las chicas tienen que asumir el control de su propia sexualidad, la respuesta ante la sexualidad del chico y el señalar a las chicas que no se ajustan al modelo establecido (son ellas las que parecen ejercer un mayor control en diferenciar las “buenas chicas” de las “malas chicas” en lo relativo al comportamiento de éstas respecto a las relaciones.
  • En lo que tiene que ver con la violencia de género, ha aumentado la concienciación sobre la violencia física, pero la tratan como algo totalmente alejado de sus vivencias y no como parte de un sistema social que les afecta y que puede manifestarse en sus entornos cercanos y, sobre todo, afectarles directamente. Sin embargo, casi todos los grupos con los que se ha trabajado describen experiencias con diferentes grados de control y acoso, e incluso algunos tipos de violencia, que en algunos casos se normalizan como algo “propio de las relaciones”.
De las conclusiones obtenidas, y a modo de guía de por dónde debe seguir el trabajo en esta temática, el equipo investigador ha realizado una serie de recomendaciones. Y, aunque es cierto que, como aspecto positivo, actualmente se pueden encontrar discursos cuestionadores, planteamientos y experiencias que hablan de ciertos cambios en positivo gracias a las acciones de concienciación y sensibilización en género llevadas a cabo durante los últimos años, así como de los cambios producidos socialmente en los modelos de hombre y mujer, se ha visto una serie de necesidades que podrían resumirse de esta manera: por un lado, la necesidad de continuar construyendo conocimiento sobre el ideario amoroso, las concepciones de la pareja y de las relaciones, la salud sexual-reproductiva y el cuerpo en la adolescencia y la juventud, centrándose en sus manifestaciones online y offline; y, por el otro, la necesidad de plantear acciones de sensibilización y prevención específicas para adolescentes y jóvenes que, partiendo de valores y objetivos comunes, recojan las diferentes realidades de las que parten (por edad, lugar de residencia, etc.), se adapten a esas realidades y, desde esos puntos de partida, establezcan un itinerario hacia la igualdad y la problematización de la violencia de género asociada a cualquier modo de amor, creando nuevos conceptos, habilidades, sobre todo, nuevas reglas del juego en las que el respecto, al autonomía y la igualdad sean los ejes.
Las conclusiones pueden descargarse aquí, y aquí el estudio completo.
Edición realizada por César Tomé López a partir de materiales suministrados por UPV/EHU Komunikazioa

jueves, 25 de febrero de 2016

Tiempos de crisis en el matrimonio, el peso de los días

Tiempos de crisis en el matrimonio, el peso de los días

Esta semana y la próxima vamos a hablar de un tema que nos toca, nos ha tocado o nos tocará, que es la crisis en el matrimonio. Nadie está libre de eso. Ocurre en todos los esposos, a veces dura más, a veces pasa inadvertida, pero como tenemos la seguridad de que pasará y no una sino varias veces, es mejor estar preparados, y es justamente por ello que me dediqué a buscar que dicen los expertos al respecto.

Pero primero es necesario saber que es el matrimonio y que elementos lo componen. La definición es simple y no creo que nadie sepa lo que es. Si me interesa profundizar un poquito más en lo 3 elementos esenciales que tiene:
         Unidad,
         Indisolubilidad y
         Fecundidad
          La fidelidad no se reduce a evitar la traición al otro cónyuge, sino de una conquista que debe hacerse día a día, y de previsión de situaciones que pudieran poner a alguno de ellos en dificultad.
         La indisolubilidad explica que es para siempre. ¿Qué tipo de donación sería la de quién se comprometiera mientras le resulta agradable?
         La fecundidad, fruto y signo del amor de los esposos implica la ordenación a la procreación y la educación de los hijos.

Según Antonio Vásquez, experto en español en crisis matrimoniales, las causas recurrentes del fracaso matrimonial son las siguientes:
          Quien se casa considerando el matrimonio desde la perspectiva del yo, se sale de la pista ya desde el punto de partida. La pregunta no es: ¿Cuánto me puedo beneficiar, sino cuanto puedo dar en el matrimonio.?
         La falta de auténtico conocimiento recíproco. Al comienzo es un flash que se apaga rápido, con la convivencia la tendencia a idealizar al otro disminuye.
         Las expectativas exageradas: esperar demasiado del matrimonio, en lugar de ir a él para entregarse. Se pretende que el cónyuge sea perfecto, o a eternizar momentos de los primeros días del enamoramiento.
         No encontrar tiempo para estar juntos
          Mal carácter de cada uno, que no se quiere reconocer, controlar o mejorar
         Falta de comunicación
         Ausencia de donación en el acto conyugal
         Rutina
         Provenir de una familia con problemas
         Actitudes negativas: machismo y feminismo
         Intervención constante de terceros en el hogar (padres, parientes, amigos falsos o equivocados que influyen.)
         Dificultades económicas
         Medios de comunicación que transmiten antivalores

Existe una creencia  tan falsa como difusa según la cual, cuando el amor existe, no deberían presentarse dificultades ni obstáculos. De esta forma, cuando llegan los conflictos, se interpreta que el amor está perdiendo fuerza y calidad. Entonces, valdría la pena preguntarse, ¿Un conflicto es signo de falta de amor, o una llamada para hacerlo madurar, para quererse más y mejor?

Dice A. Vazquez: “¿Obstáculos, como afrontarlos? Andando por la vida, cogido de la mano de nuestro Padre Dios. Allí es cuando importa muchísimo el hecho de haberse casado versus el convivir con otra persona. Dios mismo es el que da la gracia especial, la fuerza adicional para seguir adelante. ¿Cómo actúan las creencias religiosas en el amor conyugal? Le dan firmeza a esa unión, ayudan en los momentos de calma pero sobre todo en los de crisis que hacen entender el valor de la renuncia y de buscar soluciones.”

Una crisis matrimonial puede presentarse a los 2, 5 u 8 años de matrimonio, en el momento en el que el impulso sentimental pierda fuerza. Si una pareja no logra superar este período crítico, el matrimonio embocará en una especie de precipicio descendente. En la actualidad apenas despuntan las primeras dificultades conyugales, hay quienes experimentan la tentación de pensar que han elegido mal a su pareja.

El hombre y la mujer reflexionan, actúan y sienten de forma diferente.  Se debe respetar y comprender. Hay matrimonios que después de 40 años no se han enterado de esta gran verdad y le piden al otro algo que no puede dar.

Según Tomás Melendo, en su libro “Y vivieron felices” cita algunas conductas que hacen muy difícil mantener el amor:
         La soberbia y el orgullo: son el origen de casi todos los defectos, del mismo modo que la humildad, la sencillez, es el fundamento de casi todas las cualidades. Son el mayor enemigo del trato conyugal: en las pequeñas reyertas, ninguno de los dos tiene razón. El que está más sereno ha de decir una palabra, que contenga el mal humor hasta más tarde. Y más tarde —a solas— discutan, que ya harán en seguida las paces.
         Cuando se vive sin reglas ni principios. Cuando todo es cuestionable. “Acepto tu voluntad si coincide con la mía”
         El descuido permanente y sistemático de lo pequeño

Para corregirlas, es necesario previamente tomar conciencia de que es lo que está originando estas conductas, y quien mejor que el gran psicólogo español Enrique Rojas para comentar los principales errores acerca del amor. Según él son los siguientes:
         Pensar que es suficiente con estar enamorado, es sólo el empujón, pero el amor es como un fuego, que hay que avivarlo día a día, sino se apaga.
         Creer que la vida conyugal no necesita ser aprendida. Dar y recibir amor requiere de un saber, un conocer de las maneras y los modos mas adecuados. Es de gran inmadurez pensar que una vez que dos personas deciden compartir su vida todo irá viento en popa.
         Ignorar que existen crisis de pareja
         No conocerse a uno mismo antes que a la pareja.
         Divinizar el amor

Una vez identificadas, nos da algunos consejos para superar la crisis:
         Esforzarse por comenzar de nuevo, cancelando la lista de agravios.
         Evitar por todos los medios, las ofensas de palabra, acción o gestos.
         Procurar resolver los conflictos que nos hacen estar mal con nosotros mismos.
         Aprender a callar, evitando discusiones inútiles.
         Aceptar al otro tal cual es y quererle con sus defectos. Hay dos tipos de defectos, las manías y los graves, son solo los últimos los que deberás ayudarlo a cambiar.
         Pensar que no podemos acumular las posibles ofensas del otro en el baúl de los recuerdos. Cultivar el olvido.
         Hablar sin miedo sobre aquello que molesta del otro y el modo de superarlo.
         Hablar después de un pleito, no cerrar las heridas en falso.

Como nos hemos quedado cortos porque hay una serie de conceptos y sobre todo sugerencias que me gustaría comentarles, la próxima semana seguiré con la segunda parte de este tema.

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