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viernes, 20 de septiembre de 2019

Epistemología y Ontología: un debate necesario para la Psicología hoy

Epistemología y Ontología: un debate necesario para la Psicología hoy
Epistemology and Ontology: a necessary debate for Psychology today

* Artículo de investigación documental. **  Correspondencia: Fernando González Rey, profesor investigador Centro Universitario de Brasilia, Brasil. Correo electrónico: gonzalezrey@terra.com.br.
Fernando González Rey Centro Universitario de Brasilia, Brasil


Resumen
En este artículo se discute el desarrollo de los aspectos ontológicos y epistemológicos del psicoanálisis, la psicología empírica apoyada en el comportamiento y la psicología soviética, que constituyeron tres representaciones ontológicas diferentes sobre la psique. Cada una de esas representaciones tuvo implicaciones epistemológicas y metodológicas diferentes. Especial atención se da a la psicología soviética, la cual, hasta hoy, continúa siendo bastante poco conocida en la psicología occidental. Esa psicología, tanto por las condiciones históricas en que emergió, como por las influencias filosóficas y culturales que recibió, tuvo importantes diferencias con los enfoques psicológicos más conocidos de aquel tiempo. A partir de ese marco, el autor presenta su propuesta de subjetividad en una perspectiva histórico-cultural, discutiendo las exigencias epistemológicas y metodológicas que la redefinición de ese término implica desde esta aproximación teórica.
Palabras clave: epistemología, subjetividad, ontología, teoría.

Summary
In this paper is discussed the development of the ontological and epistemological questions related to psychoanalysis, the empirical psychology supported on behavior and the soviet psychology. These approaches implied three different ontological representations on psyche. Each of those ontological representations was involved with different epistemological and methodological consequences. A special attention is given in the discussion to soviet psychology, an approach that up to now remains little known in the western psychology. Soviet psychology, either by the historical conditions of its emergence, or by received cultural and philosophical influences, had important differences with the more known psychological approaches in that time. Started from historical cultural approach, the author introduces the topic of the subjectivity from a cultural – historical standpoint, as a new ontological proposal. It is also discussed the epistemological and methodological demands resulted from the study of the subjectivity in this theoretical approach.
Key words: epistemology, subjectivity, ontology, theory.

Introducción 

La psicología históricamente se preocupó poco de la discusión epistemológica, así como de la discusión de lo que entendía por psique. Un aspecto que influyó en esa tendencia fue la separación intencional que durante mucho tiempo fue asumida por la psicología en relación con la filosofía y con otras ciencias sociales. La idea de disciplina, apoyada en el concepto de objeto propuesto por Durkheim, fue asumida como un verdadero dogma por las diferentes tendencias de la psicología moderna, la que, con pocas excepciones, definió su objeto en procesos del individuo susceptibles de leyes propias, ya sea a nivel intrapsíquico o comportamental. De esas tendencias emergieron dos de las teorías más significativas del desarrollo de la psicología; el behaviorismo y el psicoanálisis.
La ausencia de discusión sobre las cuestiones epistemológicas llevó a la psicología a una definición positivista de ciencia, con sus consecuencias en términos de una comprensión del saber objetiva, instrumental y a-teóricamente, lo que se evidenció en el carácter experimental y cuantitativo de su metodología dominante. De hecho, algunas de las tendencias más importantes del saber psicológico quedaron excluidas de la definición de ciencia, por no adaptarse a los cánones de cientificidad definidos por el positivismo.

La emergencia de la discusión posmoderna en la filosofía y en el resto de las ciencias sociales, acentúo el énfasis de las cuestiones epistemológicas al interior de la psicología. De una forma u otra, los nuevos focos de discusión que se extendieron con una fuerza y rapidez inéditas al campo de las ciencias sociales en general, produjeron un rechazo al positivismo: ¡Nadie quería ser positivista!
Sin embargo, los acuciantes temas que la discusión posmoderna trajo al campo de la psicología, sólo fueron abiertamente discutidos en sus implicaciones para esta área por un número reducido de autores, a pesar de lo cual dichas discusiones tuvieron un fuerte impacto. Las nuevas tendencias teóricas que asumían de forma explícita las posiciones posmodernas, como el construccionismo social y las diferentes versiones de constructivismo pos piagetano, tuvieron un fuerte impacto en la agenda crítica que aceleradamente invadió la psicología desde finales de la década de los años setenta del siglo XX. Esa agenda crítica se extendió prácticamente a todas las áreas de la psicología; sin embargo, muchas de las publicaciones más relevantes de la psicología y de las instituciones de su enseñanza, parecen no haberse enterado de dichos eventos.

Los “nuevos aires” en el pensamiento psicológico irrumpieron con tal fuerza el escenario de la psicología que, en algunos casos, proclamaron el fin de la epistemología, la obsolescencia de la ontología y la muerte del sujeto y de la historia, actuando en esa crítica como si esos conceptos tuvieran un valor intrínseco en sí mismos, y no fueran parte de sistemas teóricos dentro de los cuales asumen su significado. La crítica radicalmente antimetafísica definía metafísicamente su propio objeto de crítica. Los psicólogos que nunca habían discutido activamente las cuestiones epistemológicas y ontológicas de la psicología, de pronto aparecían excluyéndolas de sus agendas por su carácter metafísico. El nuevo pensamiento, que se orientaba contra el dogma, aparecía como dogma, acompañado del peligro que toda “moda dominante” trae, la banalización, la superficialidad y la repetición mimética de afirmaciones generales, más como ritual de la moda, que como necesidad real de la construcción del conocimiento.

En este artículo, por consiguiente, pretendo discutir las dos cuestiones anunciadas en el título y fundamentar la importancia que les veo para el desarrollo actual de la psicología. Unido a esto haré explícitas mis posiciones a partir de mi propuesta sobre la subjetividad en un marco histórico-cultural. 

El desarrollo epistemológico  y las diferentes ontologías  de la psicología

Las diferentes tendencias del pensamiento psicológico moderno discutieron poco las implicaciones epistemológicas asociadas con sus formas particulares de producción de conocimiento, así como sus definiciones de psique. El behaviorismo, de manera general, se presentó como la tendencia científica de la psicología moderna apoyada en su carácter experimental y otorgó como lugar central la demostración empírica como criterio de legitimidad del saber producido. Esa orientación epistemológica se adecuó perfectamente a la definición del comportamiento como objeto de estudio de la psicología. 

El modelo hipotético deductivo no se desarrolló sólo desde una perspectiva experimental, sino
también, desde una perspectiva centrada en la medición apoyada en cuestionarios, tests, y otros instrumentos susceptibles a la cuantificación de sus resultados. Al igual que la orientación experimental, esa orientación cuantitativa apoyada en instrumentos de medición, se apoyó en una representación empírica de ciencia basada en la producción de datos. Los datos encontraban su significado en términos de los instrumentos que los medían y de las estadísticas que los correlacionaban. Con la estadística, el principio de la inducción asumía sofisticadas formas de expresión en la psicología. 

La psicología que se apoyó en el positivismo, buscó en la evidencia (ya fuera inmediata y fáctica en el experimento, o mediata a través de la estadística), el criterio fundamental de legitimidad científica y de objetividad. La demostración y los resultados cuantificados pasaron a ser el criterio de cientificidad del conocimiento y aparecieron como garantía de la objetividad del conocimiento. La definición de lo empírico apareció como contraposición a lo teórico y abrió una falsa división entre ciencia y filosofía; la ciencia se definía como saber objetivo instrumental y la filosofía como saber teórico – especulativo. 

La mayor parte de la investigación desarrollada con esa orientación instrumental cuantitativa se apoyaba en una ontología comportamental; tanto el behaviorismo, como las investigaciones empíricas con muestras grandes, apoyadas en la medición de variables, no reconocían ninguna especificidad en las variables que usaban; todas estaban referidas al comportamiento. No existía discusión teórica sobre la naturaleza de los procesos medidos; se media con base en definiciones operacionales. Esa forma de producir conocimiento dejaba fuera todas las cuestiones que no se adecuaran a ese modelo de trabajo metodológico, excluyéndose del quehacer científico el papel de las ideas y de las teorías en la producción del conocimiento. 

La pregunta sobre qué estudiar es fundamental y en su respuesta está contenida la dimensión ontológica del conocimiento. Todo problema a ser estudiado representa una construcción teórica, por lo que, en ningún caso, podría verse como una evidencia empírica. Esta cuestión tan simple es todavía hoy motivo de discusión entre los psicólogos, pues el concepto de ciencia empírica se acompañó de la ilusión al representar en lo empírico la expresión directa de la realidad, independiente de las representaciones del investigador. Los límites que ya Kant había definido a la razón en el conocimiento resultaban totalmente ignorados. Por detrás de esta ilusión los conceptos no aparecían como construcciones intelectuales, sino como el significado de los datos. Los conceptos se naturalizaban como realidades. 

La idea de definición operacional obligaba a transformar lo psíquico en dimensiones concretas. La timidez aparecía como conjunto de comportamientos universales asociados a esa categoría, ante lo cual cabe preguntarse, ¿será que el tímido no puede expresarse a través de comportamientos diferentes?, ¿será que un atributo psíquico se sustancializa en comportamientos concretos? Esta discusión realmente no se realizaba, pues era algo asumido por quienes compartían ese marco teórico; la evidencia comportamental es el único elemento objetivo para estudiar la psique.
Freud, a diferencia de la tendencia instrumentalinductiva de base comportamental, se orientó por otra estrategia metodológica. Al definir la génesis universal del inconsciente y la personalidad intrapsíquica, Freud entró en contradicción con los recursos epistemológicos de que disponía para generar evidencias sobre ese carácter universal. Al hacer eso extrapoló el valor heurístico de su teoría, intentando explicar todas las dinámicas de la psique a partir de una misma génesis. 

La interpretación apareció como necesidad del estudio del inconsciente, pero su forma de uso (más que una expresión hermenéutica), pasó a ser un camino de descubrimiento de los procesos más profundos de la psique. Para Freud el objeto del psicoanálisis fue el inconsciente, su dinámica y sus procesos, pero nunca definió la naturaleza cualitativa diferenciada de esos procesos. Al asumir que el inconsciente se organizaba sobre la base de tendencias reprimidas cargadas de libido -de hecho- Freud lo definió en términos fisicalistas, como energía. Esa representación estuvo
estrechamente asociada con la reificación de la sexualidad como base de toda la motivación humana; el deseo sexual, en su obra, aparece como desdoblamiento de una pulsión biológicamente definida. Sobre la base del deseo es que se definen las fuerzas y conflictos sobre las que se organiza la personalidad intrapsíquica, que Freud definió como segunda tópica; la energía asociada a un deseo universal fue la base dinámica del inconsciente. 

En Freud no aparece una definición ontológica diferenciada del deseo en relación con la pulsión; aquel es un desdoblamiento de la pulsión. Su representación de psique se mantuvo apoyada por un referente objetivo; el deseo no cambia su naturaleza, permanece de forma universal asociado a la sexualidad. Esa forma de pensar el deseo lo define sobre una base objetiva: lo subjetivo sólo aparece en las formas de expresión y satisfacción del deseo, pero no en el deseo mismo. Es por esta razón que no podemos afirmar que Freud introdujera una nueva definición ontológica sobre la psique: la psique, en su génesis y desarrollo, continúa siendo una expresión de un deseo universal de base orgánica.
La subjetividad es una definición ontológica, no una referencia a una condición particular de un proceso psíquico, como pueden ser su carácter intrapsíquico, íntimo, inconsciente, etc. Al asumir el inconsciente como su objeto de interés, Freud creó una realidad que se organiza más allá del comportamiento y que no aparece de forma directa en él, siendo sus vías de acceso indirectas por definición: síntomas, sueños y actos fallidos. Ante su definición de inconsciente Freud creó un método de trabajo con principios epistemológicos implícitos que representaron una alternativa a la orientación cuantitativa-experimental.

Frente a estas consideraciones ¿qué aspectos epistemológicos diferencian la aproximación psicoanalítica y qué consecuencias tuvieron para el desarrollo de la psicología? Creo que las implicaciones epistemológicas del psicoanálisis pasaron desapercibidas para el propio Freud y para la mayoría de los psicoanalistas, para quienes, debido, en parte, al propio clima epistemológico de la ...

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