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sábado, 25 de julio de 2015

El circuito del sentimiento parásito: Un modelo de análisis

El circuito del sentimiento parásito: Un modelo de análisis

Escrito por Richard Erskine
Eric Berne introdujo las nociones de "sentimiento-parásito" (Racket) y de "estampillas" en un corto artículo de 1964 (1), donde subraya que no es más que un primer esbozo, una introducción al tema... que, desde el punto de vista clínico, se anuncia muy complejo". Ulteriormente, describió de forma más circunstancial cómo se utilizan sentimientos parásitos y estampillas en los juegos y en los guiones (2), pero él no ha operado la integración de estas dos nociones en su marco teórico general.

Eric Berne introdujo las nociones de "sentimiento-parásito" (Racket) y de "estampillas" en un corto artículo de 1964 (1), donde subraya que no es más que un primer esbozo, una introducción al tema... que, desde el punto de vista clínico, se anuncia muy complejo". Ulteriormente, describió de forma más circunstancial cómo se utilizan sentimientos parásitos y estampillas en los juegos y en los guiones (2), pero él no ha operado la integración de estas dos nociones en su marco teórico general.
Otros analistas transaccionales exploraron el desarrollo genético de los sentimientos parásitos así como su impacto sobre las transacciones sociales. Sus enfoques teóricos divergen, de suerte que actualmente el lector se encuentra frente a unas contradicciones. Sobre este punto, el desarrollo de la teoría retrasa mucho la práctica clínica.
Basta comparar las diferentes definiciones del sentimiento-parásito para tomar conciencia de las incoherencias: a) sentimientos utilizados para manipular o explotar a los otros (3); b) sentimientos que constituyen el beneficio de los juegos y la razón por la que la persona se engancha en ellos (4); c) sentimientos sustitutivos que toman el lugar de un sentimiento reprimido o prohibido (5); d) sentimientos sin relación con el contexto del aquí y del ahora (6); e) algunas transacciones o secuencias comportamentales, llamadas también "parasitaje" (7); f) la posición existencial de base (8); g) un plan oculto para explotar a los demás en vista a sentir unos sentimientos desagradables (9). En la teoría del AT el sentimiento-parásito hace tambiénpensar en la fábula de los cuatro ciegos y del elefante. Uno coge la trompa, otro una pata, el tercero los flancos y el cuarto la cola. Ninguno coge el elefante en su totalidad, y cada uno lo reduce a la parte que ha tocado. Del mismo modo, los autores que hablan de los "sentimientos-parásitos" parecen describir diferentes aspectos, a veces conexos, de un mismo fenómeno, para llegar a fin de cuentas a unas concepciones aparentemente inconciliables.
Nuestra experiencia nos confirma que cada uno de estos enfoques es válido y perfectamente aplicable a las situaciones clínicas. Por el contrario, numerosos hechos de observación no son integrados en ellas: 1) sucede frecuentemente que una misma persona, para manipular a los demás, se sirve de una colección de muchos sentimientos en lugar de un solo "sentimiento preferido". 2) En otros, parece que haya una jerarquía de sentimientos sustitutivos en lugar de una sustitución directa de un sentimiento por otro. Trabajando sobre su miedo, un cliente puede pasar a la cólera, para descubrir finalmente que es la tristeza la que fue más fuertemente reprimida en su infancia. 3) No se ha considerado hasta el presente más que unos "sentimientos-parásitos", pero se observa sin embargo unos "pensamientos parásitos". La culpabilidad, el sentimiento de ser inferior a la tarea y la confusión, entre otros, estarían más precisamente descritos como unos "pensamientos-parásitos" acompañados de sentimientos y de reacciones somáticas, más que como unos "sentimientos-parásitos". 4) No es siempre correcto identificar sentimiento~parásito y colección de estampillas con uno solo e incluso "sentimiento preferido", especialmente para clientes depresivos. Muy a menudo, éstos utilizan la tristeza para explotar a los demás, pero coleccionan estampillas de cólera para justificar un suicidio o una hospitalización.
Finalmente la noción de sentimiento-parásito no ha sido suficientemente integrada en los otros conceptos de AT. Resulta de este modo que, en más de unos problemas puestos por su definición, el sentimiento parásito ha sido considerado tanto como un tipo de transacción (10), como un juego interno (11). Fue comparado a los juegos, sobre todo por su beneficio (12), pero no fue suficientemente distinguido (13). Además, las relaciones recíprocas entre sentimientos-parásitos y guiones permanecen oscuras. El sentimiento-parásito está bien reconocido como un elemento de la decisión antigua (14) y ligada, en el plan operacional, con la génesis del guión, pero su enfoque específico a éste y a sus diversos elementos no ha sido elucidado.
Este artículo propone una doble extensión teórica del AT:
1. Una dimensión nueva que se añade a las cuatro grandes divisiones teóricas del AT, que corresponden también a unas fases del tratamiento: "el análisis del sentimiento parásito";
2. Un modelo teórico que permite identificar, explicar y tratar los fenómenos conexos a los sentimientos parásitos y a la colección de estampillas: el "circuito del sentimiento-parásito".
El análisis del sentimiento-parásito
En la óptica de los fundadores, el análisis estructural y el análisis de las transacciones seguidas de los juegos y de los guiones, constituyen un sistema teórico completo, suficiente para describir todo comportamiento humano y toda dinámica que interesa a la psiquiatría social (15). Sin embargo, limitarse a los estados del yo, a las transacciones, a los juegos y a los guiones (16), es dejar de lado la dimensión intrapsíquica o intrapersonal del comportamiento humano. Es por lo que según nosotros, estos cuatro dominios no son suficientes para cubrir todo el campo de un sistema teórico y terapéutico completo. Hay pocas posibilidades de operar un cambio al nivel del guión sin abordar los procesos intrapsíquicos. Y de hecho, una gran parte del trabajo terapéutico de los analistas transaccionales no entra en ninguna de estas categorías. Esto es especialmente cierto en un trabajo de descontaminación o de "desconfusión".
En la teoría del AT, el análisis del sentimiento-parásito toma lugar, según nosotros, antes que el análisis del guión. Se basa en dos tipos de elementos:
1. Los procesos intrapsiquicos (pensamientos, sentimientos y reacciones somáticas) que intervienen como variables en las transacciones sociales, y a través de las cuales las personas estructuran sus percepciones y sus interpretaciones de su experiencia.
2. Los fenómenos comportamentales que están directamente en relación con estos procesos intrapsíquicos, ya sean aislados o inmersos en unas secuencias transaccionales.
Esta definición, se ve, engloba dos tipos de elementos ligados a los guiones: los procesos intrapsíquicos y los comportamientos asociados. Suministra una base teórica tanto a la investigación como a la práctica clínica (17). En tanto que parte del análisis transaccional, el análisis del sentimiento-parásito trata sobre unos fenómenos como respuesta a las condiciones siguientes: a) pueden estar explicados en términos de los estados del yo (18); b) pueden existir en ausencia de transacciones sociales y no son pues una forma de estructurar el tiempo; c) son distintos de las transacciones, de los juegos y de los guiones, aunque pueden influenciarlos u operar en su contexto; d) pueden ponerse en relación con el análisis estructural y el análisis de las transacciones, de los juegos y de los guiones. En tanto que fases del tratamiento, el análisis del sentimiento-parásito comprende la identificación de estos fenómenos y las operaciones terapéuticas que tratan de modificarlos.
El circuito del sentimiento-parásito
Conceptos y definiciones teóricas
El circuito del sentimiento~parásito se define como: "un sistema deformante y reforzante a sí mismo, formado de sentimientos, de pensamientos y de comportamientos que las personas emprenden bajo la acción de su guión". Sus tres componentes son interdependientes: las creencias y sentimientos de guión, las manifestaciones parasitarias y los recuerdos reforzadores.
Creencias y sentimientos de guión
Las creencias y sentimientos de guión son todas las contaminaciones del Adulto por el Padre o el Niño: están ancladas en las decisiones de guión y las refuerzan (19). Se desarrollan cuando el niño está sometido a la presión, ya sea de una programación parental (mandatos, mensajes apremiantes, atribuciones), ya sea por un suceso traumático exterior, sin que la expresión de sus sentimientos conduzca a la satisfacción de sus necesidades. Tal fracaso, junto a la represión de los sentimientos que le acompaña, engendra una experiencia emocional incompleta. Puesto que no ha dado como resultado una Gestalt completa o dinámica, la energía está anclada en el nivel fisiológico o en el nivel cognitivo, produciéndose una Gestalt secundaria o fijada. El niño intenta dar un sentido a sus experiencias por un proceso cognitivo que pone en lugar de las Gestalt congeladas: las conclusiones de supervivencia o las decisiones de guión, que constituyen las creencias fundamentales del guión (20). Estas creencias perpetúan las decisiones fundamentales de la persona respecto a sí misma, a los demás, a la calidad de la vida o al destino personal. Se expresan de ordinario en términos concretos, según el nivel de pensamiento del que es capaz un joven muchacho (21). Una vez adoptadas, influencian el tipo de experiencias que toma en consideración, añade poco a poco unas creencias de apoyo, que refuerzan las creencias fundamentales y las amplían.
Años más tarde, cuando la persona siente una emoción parecida a aquella suya en el momento de la decisión de guión, las creencias de guión pueden ser revividas. Inversamente, cuando una persona se abandona activamente a una creencia de guión, los viejos sentimientos pueden ser reactivados. Durante el tiempo que subsista la contaminación del Adulto subyacente a estos dos elementos, no pueden actualizarse ni por nuevas informaciones, ni por nuevas experiencias. Un ejemplo: la decisión del guión comporta la creencia: "No puedo ser amado". En este momento, el sentimiento concomitante es la tristeza. A nivel intrapsíquico, creencia y sentimiento van reforzándose uno a otro en un ciclo continuo, que mantendrá y reforzará el guión. En este caso, es más que probable que la persona se abandone también a unas manifestaciones parasitarias.
Manifestaciones parasitarias
Reagrupan todos los comportamientos aparentes e internos que emanan de las creencias y de los sentimientos de guión. Se trata en primer lugar de comportamientos observables que manifiestan lo que pasa en la persona: palabras, giros de frases, tonos de voz, reacciones emocionales, gestos, movimientos del cuerpo. Aquí, son posibles dos casos. La persona puede actuar en conformidad con su creencia de guión: ella dice: "no sé" creyendo "Soy estúpida". Puede también defenderse contra su creencia: permanece muy calmada y muy sabia cuando cree "Soy mala".
Cada niño hace el intento de muchos y numerosos comportamientos (22) para seleccionar los que le permiten obtener unas caricias sin derogar las creencias de guión. Investiga las que inducen en los otros unas reacciones que confirman sus creencias. Además, los padres y las otras personas importantes a sus ojos influencian su elección de diferentes maneras: por sus instrucciones: "Un muchacho no llora nunca"; por sus prohibiciones: "Jamás lo hagas"; por sus caricias: "Eres el muchacho más malo del barrio" y por los modelos de comportamientos que ellos ofrecen: por ejemplo, las explosiones de cólera de papá que llegan siempre a llamar la atención de todo el mundo. El niño interpreta los resultados de sus comportamientos y de los de los otros a través de su pensamiento simbólico y egocéntrico (23). Para él, algunas acciones pueden estar revestidas de un poder mágico y espera que ellas hagan cumplir su creencia de guión, o que ellas la protejan. A fin de cuentas, su elección se circunscribe a un grupo particular de comportamientos, que comprende entre otras algunas maneras de manifestar sus emociones. Se sirve de ellas muy a menudo, sobre todo en las situaciones susceptibles de trastornar sus creencias. Se las puede denominar "manifestaciones parasitarias" en razón de su carácter repetitivo y estilizado, y de su lazo estrecho con las creencias y los sentimientos del guión. Los adolescentes y los adultos continúan a menudo poniendo en práctica las que aprendieron en su infancia. Su repertorio puede también extenderse o reducirse una vez que toman contacto con el mundo más allá de las fronteras familiares.
La reacción de una persona a estos procesos intrapsíquicos puede igualmente traducirse por un fenómeno somático, que se superpone o incluso se sustituye a los comportamientos observables. Tales experiencias internas son difíciles de observar desde fuera, pero la persona puede relatarías por si misma: un vacío en el alma, un cambio de la sensación de calor en el cuerpo, un aumento de la tensión muscular, una migraña, una colitis, o cualquier otra reacción somática a las creencias y a los sentimientos de guión. Estos comportamientos internos son a la vez una manifestación y un refuerzo.
Finalmente, elementos imaginarios pueden jugar el mismo papel: la persona imagina unos comportamientos que nutren sus creencias. Poco importa que ella las atribuya a sí misma o a los demás. En la época de la decisión de guión, el niño es capaz de simbolizar un comportamiento (24) para confirmar o negar su experiencia. Incluso, una persona puede imaginar o alucinar que ella misma, o los demás, actúan en armonía con sus creencias y sus sentimientos de guión. De esta suerte, las refuerza tan eficazmente, y a veces más, como por acciones reales.
Recuerdos reforzadores
Denominamos de este modo la actividad de la persona que recuerda selectivamente algunos sucesos de su vida. De hecho, cada tipo de manifestación parasitaria puede acrecentar el número. Se constituye de este modo una colección de recuerdos emocionalmente cargados, de transacciones reales o imaginarias, de recuerdos de experiencias somáticas y de vestigios conservados de imaginaciones, de sueños o alucinaciones. Cada recuerdo se acompaña de un sentimiento. A veces, la memoria retiene éste olvidando los aspectos exteriores del suceso asociado; esto es lo que Berne llamó: "coleccionar estampillas" (25).
Los recuerdos reforzadores responden en feed-back a las creencias de guión. Cada recuerdo, en principio, puede reforzarlos o activarlos. Como estas creencias son unas contaminaciones del Adulto, sólo los recuerdos que les confirman son retenidos. Sirven desde entonces para reforzarlos. Los que van en contra son generalmente olvidados o rechazados porque contradicen los prejuicios y tienden a descontaminar al Adulto. A veces, son deformados en lo imaginario a fin de permanecer coherentes con el guión y reforzar las creencias. He aquí un ejemplo: alguien cree: "Nadie me ama". El terapeuta le dice: "Yo te amo". Intenta preservar su creencia y el sentimiento de tristeza que está asociado tergiversándolo: "Se ve bien que tú no lo piensas realmente: tú lo has dicho sin calor" (26).
Cuando se recuerdan unos recuerdos coherentes con las creencias de guión, sirven para reforzarlos y arraigarlos más. Estas creencias estimulan los sentimientos sentidos en la decisión del guión, la persona puede, en lugar de deformarlo, negarlo fuertemente haciendo llamada a otra creencia. En el ejemplo anterior, la persona deformó el recuerdo del "Te amo" diciendo que al terapeuta le faltaba calor. Ella hubiera podido también recurrir a la creencia: "No se puede confiar en nadie". Niega por tanto el recuerdo contrario a su creencia de guión y puede continuar sintiendo tristeza. Incluso, su pensamiento continúa contaminado y su guión no está cortado.
Ejemplo clínico
El ejemplo siguiente muestra cómo la cliente ha mantenido su guión por sus creencias y sentimientos, sus manifestaciones parasitarias y sus recuerdos reforzadores.
En el nacimiento de su primer hermano, Louise tomó una decisión. Su hermanito estaba enfermo y sin cesar se la rechazaba con rudeza. Ella concluyó que no era importante. Su madre estaba presa de una fuerte tensión emocional. Psicológicamente no estaba disponible. El padre estaba ausente frecuentemente.
Varios hermanos y hermanas nacieron seguidamente. Cada nacimiento contribuyó a reforzar su decisión. Más tarde, las situaciones traumáticas familiares hicieron el mismo efecto: se ignoraban las necesidades de Louise, la mayor. En terapia, Louise contó que había sentido muy a menudo la actitud de sus padres como un mandato: "No seas importante". Muy joven descubrió una forma de conformarse a ello que permite al menos que sean satisfechas algunas de sus necesidades: cuidar de los demás, es decir, de sus hermanos y hermanas, e incluso de sus padres.
De adulta eligió, en consecuencia, una profesión social. Está tranquila y retirada. Deja regularmente pasar a los demás ante ella. Como respuesta, éstos la ignoran. A menudo, no obtiene lo que desea, y esto refuerza sus creencias de que no es importante ni deseada, y que los demás son más importantes que ella. Sus sentimientos están dominados por una tristeza que provoca períodos de depresión y/o fuertes migrañas.
Su vida imaginaria gira muy a menudo alrededor de la decisión de contraguión: si fuese lo bastante buena para alguien, las gentes la amarían y la cuidarían. Para sostener esta decisión, imagina igualmente la ocasión en que envejezca sola, pobre y sin amor.

Fig. 1 El circuito del sentimiento-parásito de Luisa
He aquí los objetivos sucesivos del tratamiento: 1) revivir una serie de sucesos traumáticos antiguos, donde se tomaron las decisiones originales y de apoyo para ir a parar a unas redecisiones respecto a sí misma, a los demás y a la calidad de la vida; 2) expresar su cólera escondida por no ser tomada en consideración; 3) aprender a identificar sus necesidades y a pedir que se satisfagan; 4) comportarse de una forma más sociable para recibir de los demás reacciones positivas; 5) cambiar los elementos imaginarios: no estar más sola, sino ser amada por su alegría, su espontaneidad y su intimidad; 6) hacerse masajes en los músculos del cuello, que manifiestan su inhibición.
Fig. 2 El circuito del sentimiento-parásito de Luisa

He aquí una situación bastante corriente: una persona cree, respecto a sí misma: "Estoy sin recursos"; respecto a los demás: "Nadie puede comprenderme". A menudo, se presenta como desamparada o confusa, diciendo "No sé", suspirando y alzándose de hombros. El terapeuta es confrontado a un "doble lazo". Si ayuda a la persona, el recuerdo de su ayuda es utilizado para reforzar la creencia "Estoy sin recursos". Si le dice por el contrario que no está desamparada y que puede salir por sí misma, la creencia "Nadie puede comprenderme" va a ser reforzada. He aquí una solución eficaz. Diseñamos para el cliente el circuito del sentimiento~parásito, insistiendo en el hecho de que la comprendemos: comprendemos que cree que nadie la comprende y que está sin recursos. Una vez establecido el circuito, puede que la persona se muestre desamparada y dé la impresión de no saber lo que está en la pizarra. En este momento, escribimos bajo la rúbrica "comportamientos observables" que la cliente pide ayuda. Le advertimos que por una vez, nosarriesgamos a reforzar la conclusión "Estoy sin recursos" para suministrarle unas explicaciones. Seguidamente, toda nueva demanda de ayuda es escrita en la pizarra, así como los pasajes a las creencias de apoyo. Este proceso lleva a menudo a una fuerte reacción emocional. Esto puede resultar de provecho para desatar el elástico (27) que tiene el sentimiento de guión.
Toda intervención terapéutica interrumpiendo el circuito constituye una etapa eficaz hacia el cambio de todo el sistema y, por tanto, del guión. Si el cambio que hace el objeto del contrato está por ejemplo, sobre las manifestaciones parasitarias observables, las reacciones de los demás cambiarán también y, por tanto, los recuerdos reforzadores serán modificados. No obstante, el cambio de comportamiento exterior no impide siempre mantener el circuito. Algunas personas imaginan unos comportamientos conformes al guión y acumulan de esta manera unos recuerdos reforzadores. Es por lo que, para algunos clientes, importa verificar si el guión no es vivido en lo imaginario; a menudo los sueños lo revelan claramente.
Fig. 3 El circuito del sentimiento-parásito: "Estoy sin recursos - Nadie me comprende"
En el caso de Louise, la rigidez de la nuca y las migrañas imprimían en su memoria unos rasgos que reforzaban la creencia "La vida es difícil".
En terapia, el nivel somático de las manifestaciones parasitarias puede ser tratado por unas técnicas sobre el nivel corporal o fisiológico del guión: masaje muscular profundo, bioenergía, meditación, yoga, o ejercicio físico, tal como la danza expresiva.
Los recuerdos reforzadores pierden su capacidad de alimentar el circuito desde que la persona vive en el aquí y en el ahora y cesa de abrumarse sobre sucesos pasados o de imaginarse sin fin unos acontecimientos futuros. En una palabra, desde que abandona todas sus colecciones de estampillas. Una intervención específica consiste en confrontar las incoherencias entre el recuerdo del cliente y la situación o el suceso real y su significación. Las creencias de guión pueden ser abordadas directamente por las diversas operaciones de descontaminación (28). La descripción que da el cliente de sí mismo nos permite a menudo formular unas hipótesis que conciernen a sus creencias de guión. Nosotros las escribimos en la pizarra. Seguidamente, verificamos cómo se ponen en práctica, en particular en situaciones de tensión. Una cuestión directa: "¿Vale para ti actualmente esta creencia?", es suficiente a menudo para que el cliente realice que opera a partir de percepciones o de conclusiones caducas. Le parece que se ha apoyado en creencias de guión que se remontan a su primera infancia.
Algunos clientes no necesitan de una invitación para abandonar sus creencias y para permanecer conscientes del conjunto de opciones que les resultan accesibles.
Algunos clientes para los que unos sucesos traumáticos jugaron un papel importante en la formación del guión, han cambiado profundamente su circuito parasitario gracias a un trabajo terapéutico sobre el sentimiento que era el suyo en el momento de la vieja decisión. No lo expresaron entonces: lo reprimieron. Su liberación puede efectuarse por la regresión a una edad muy temprana, por trabajo en Gestalt o por la expresión de sentimientos primarios. Esta liberación emocional conduce a menudo a una redecisión y desata el elástico. Seguidamente, la persona puede decidir cambiar sus creencias de guión. La terapia pone entonces el acento sobre los aspectos cognitivos y/o comportamentales. El circuito parasitario puede ser explicado a los clientes para que comprendan cómo han mantenido su guión. Contratos respecto a adoptar un nuevo comportamiento pueden negociarse para sostener su decisión de cambiar sus creencias respecto a sí mismos, a los demás y a la calidad de la vida.
El terapeuta puede decidir intervenir en cualquier punto del circuito: creencias de guión, sentimientos reprimidos, manifestaciones parasitarias de los diferentes tipos, o recuerdos reforzados. Todo cambio que detenga el movimiento del circuito puede detener el guión. Por otra parte, es útil que el terapeuta aborde los máximos aspectos posibles del circuito, al tratar los diferentes niveles: comportamental, cognitivo y afectivo. El cliente tendrá entonces más posibilidades de liberar su vida de la actuación de su guión.
Conclusión
El circuito del sentimiento-parásito en su conjunto se mantiene por una consciencia y unas percepciones selectivas que se alinean sobre las exigencias del guión por un mecanismo de rechazo. No opera más que cuando la persona está bajo la actuación de su guión, que puede ser considerado como una sección transversal. Se manifiesta en la manera en que, en su vida cotidiana, refuerza sus viejas decisiones poniéndolas en práctica. Las creencias de guión suministran un marco deformante a través del cual cada uno percibe lo que es, lo que son los demás y lo que es la vida. Como se trata de contaminaciones dobles del Adulto por el Padre y por el Niño, es imposible corregirlas directamente: toda información en sentido contrario se ignorará. Las creencias de guión estimulan las manifestaciones parasitarias, que tratan a la vez de confirmar las contaminaciones, o hacerlas confirmar por los demás, y a evitar o reavivar los sentimientos ligados al guión. Antes de poner en práctica una manifestación parasitaria, es necesario rechazar las otras opciones. El cliente frecuentemente mantiene con fuerza que su comportamiento es "natural" o "el único posible". Introducidos en unas transacciones sociales, tales manifestaciones tienen toda la posibilidad de suscitar unos recuerdos reforzados, en particular como beneficios de juegos. Estos recuerdos, a su vez, refuerzan las creencias de guión y las manifestaciones parasitarias de las que dependen. De golpe, contribuyen a la elaboración y al avance del guión. El circuito del sentimiento-parásito deforma al reforzarse a sí mismo, por la puesta en práctica de sus tres subsistemas interdependientes: creencias y sentimientos de guión, manifestaciones parasitarias y recuerdos reforzadores.
El circuito del sentimiento-parásito constituye un modelo teórico y clínico para el análisis del sentimiento-parásito. Precisa qué fenómenos relevan de este sector de la teoría y de la práctica del AT. Suministra al terapeuta unos criterios con vistas a elegir unas intervenciones. íntegra las diversas definiciones y descripciones de los sentimientos-parásitos y las colecciones de estampillas elaboradas por los analistas transaccionales. Tiene en cuenta unas incoherencias señaladas más arriba entre los modelos teóricos futuros del análisis del sentimiento-parásito, a la integración de otros conceptos psicoterapéuticos y a la investigación.
Traducido del Transactional Analysis Journal, IX, 1, janvier 1979, PP. 51-59: "The Racket System. A Model for Racket Analysis". (C) I.T.A.A.
Traducido de: Actualites En Analyse Transactionnelle, Vol. 3, n2 12, Octubre 1979; M. Casto y A. Martín.
BIBLIOGRAFíA
1. BERNE, E., Trading Stamps. In: T.A.B., III, 10, 1964, p. 127. Selected Articles of the T.A.B., p. 16.
2. BERNE, E., Principies of Group Treatement, New York, Oxford Univ. Press, 1966, PP. 308-309. Sex in Human Loving, New York, Pocket Books, 1970, PP. 157-158. What Do You Say After You Say Hello?, New York, Grove Press, 1971, PP. 137-147.
3. BERNE, E., Trading Stamps, op. cit. STEINER, C., Games Alcoholics PIay, New York, Grove Press, 1971, p. 16. GOULDING, R., New Directions in Transactional Analysis: Creating an Environment for Re decision and Change. In: Sager, C.J., et Kaplan, H.S. (éd.), Progress in Group and FamilyTherapy, New York, Brunner & Mazel, 1972, p.116.
4. BERNE, E., Trading Stamps, op. cit. STEINER, C., op. cit., p. 16.
5. ENGLISH, F., The Substitution Factor: Rackets and Real Feelings. Part 1. In: T.A.J., 1, 4, 1971, PP. 225-230. Trad. fr.: A.A.T., II, 7, PP. 108-113. Idem. Part II. In: T.A.J., II, 1, 1972, PP. 23-25.
6. GOULDING, R., op. cit., p. 116.
7. ERNST, F.H., Psychological Rackets in the OK Corral. In: T.A.J., III, 1, 1973, PP. 19-23. Trad. fr.: A.A.T., II, 7, Pp. 114-118. ENGLISH, F., Racketeering. In: T.A.J., VI, 1, 1976, PP. 78-81. Trad. fr.: A.A.T., II, 7, Pp. 119-121.
8. STEINER, C., op. cit., p. 13.
9. HOLLOWAY, W.H., Rackets: An Updated View (Monograph VI), Medina (Ohio), Midwest Instit. for Human Understanding, 1973.
10. STEINER, C., op. cit., p. 16. ERNST, F.H., op. cit. ENGLISH, F., Racketeering, op. cit.
11. BERNE, E., Sex in Human Loving, op. cit., p. 163. GOULDING, M., In: KARPMAN, S.B., et D'ANGELO, A., Feeling Rackets. In: T.A.J., VI, 3, 1986, p. 344. Trad. fr.: A.A.T., II, 7, p. 105.
12. BERNE, E., Trading Stamps, op. cit. STEINER, C., op. cit., p. 16.
13. KARPMAN, S.B., et D'ANGELO, A., op. cit. ENGLISH, F., ERSKINE, R., GOULDING, M., KARPMAN, 5., MELLOR, K., et ZALCMAN, M., Rackets and Games. Panel en el congreso de la I.T.A.A., San Francisco, 1976.
14. HOLLOWAY, W.H., Shut the Escape Hatch (MonographIV), Medina (Ohio), Midwest Instit. for Human Understanding, 1973.
15. BERNE, E., Transactional Analysis in Psychotherapy, New York, Grove Press, 1961, p. 11.
16. En su terminología, Berne ha limitado los términos propios del Análisis Transaccional a: "estados el yo, transacciones, juegos, guiones". What Do You Say After You Say Hello?,op. cit., Pp. 409-413.
17. Queremos decir que los datos relativos a la influencia del desarrollo y de los procesos neurológicos sobre la percepción y la interpretación de la experiencia tienen su lugar tanto en el análisis del sentimiento parásito como en los estudios clínicos que muestran como las personas deforman su experiencia para mantener, desarrollar y hacer avanzar su guión. Pensamos particularmente en las en las investigaciones sobre los dos hemisferios del cerebro, cfr. SAMPLE, R.E., Learning With the Whole Brain. In: Human Behavior, 1975, PP. 16-23.
18. Esa es una condición impuesta por Berne a toda teoría del Análisis Transaccional
19. El término "creencias del guión" designa las contaminaciones del Adulto resultantes del guión. Difiere por tanto del "marco de referencia" que incluye la totalidad de las ideas sobre sí mismo, los otros y el mundo, cfr. SCHIFF, J., e.a., Cathexis Reader, New York, Harper & Row, 197
20. Es por la claridad que describimos la decisión antigua de guión, llamada también de supervivencia, y la adopción de creencias fundamentales de guión, como ocurrieran en un momento dado de la vida del niño. Es importante recordar que este proceso puede cubrir todo un periodo, y que puede ser el resultado de una actividad imaginaria así como de una situación o de un acontecimiento real. "Creencias de guión" es sinónimo de "decisiones de guión" o de "decisiones de supervivencia", si bien estos dos últimos términos designan lo que el niño ha decidido, por ejemplo, en 1945, mientras que "creencias de guión" designa la manera en que la manera mantiene hoy en día estas decisiones, o sus conclusiones, en las creencias asociadas a los sentimientos.
21. PIAGET, J., The Origins of Inteiligence in Children, New York, International Univ. Press, 1952. Trad. ingl. de La naissance del'intelligence chez l'enfant, Neuchatel, Delachaux & Niestlé, 1936.
22. ENGLISH, F., The Substitution Factor, op. cit. HOLLOWAY, W.H., Shut the Escape Hatch, op. cit.
23. PIAGET, J., op. cit.
24. PIAGET, J., PIay, Dreams and Imitation in Childhood, New York, W.W. Norton, 1951.. Trad. ingl. de La formation du symbole chez 1'enfant, Neuchatel, Delachaux & Niestlé, 1946.
25. BERNE, E., Trading Stamps, op. cit.
26. Ciertas experiencias groseramente deformadas o puramente imaginarias se denominana a veces "caricias contrahechas": se las considera como deformaciones de las caricias originales. JAMES et JONGEWARD, Born to Win, Menlo Park (Cal.), Addison-Wesley, 1971. BRUCE, T.T., et ERSKINE, R.G., Counterfeit Strokes. In: T.A.J., IV, 2, 1974, p. 18. Trad. fr.: A.A.T., II, 5. PP. 31-32.
27. ERSKINE, R., Therapeutic Interventions: Disconnecting Rubberbands. In: T.A.J., IV, 1, 1974, PP. 7-8. Trad. fr.: A.A.T., I, 1, PP. 29-30.
28. BERNE, E., Principies of Group Treatment, op. cit., pp. 223-247.

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El autor

Richard Erskine

Richard Erskine

Psicólogo clínico. Con tres décadas de experiencia como Psicoterapeuta y docente de los métodos de la Psicoterapia Integrativa. Como profesor en la universidad de Illinois, desarrolló los conceptos iniciales de la Psicoterapia Integrativa. Director del Instituto para la Psicoterapia Integrativa de New York. Especializado en el tratamiento de la obsesión, de la disociación, y de los procesos esquizoides. Nueva York. Profesor del Instituto Galene.

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