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domingo, 13 de septiembre de 2015

La velocidad del cambio

La velocidad del cambio
El ritmo de transformación que hoy nos aturde, sólo se acelerará aún más

Si cotidianamente sentís que tu vida parece una película en cámara rápida y te resulta un desafío permanente mantenerte al día, no estás solo en esa sensación. Somos muchos los que nos sentimos de esa manera. Abrumados por el ritmo al que se nos ofrece nueva información, el presente se nos presenta de a momentos como una carrera imposible de ganar. Igual que quien corre veloz en una cinta sólo para estar siempre en el mismo lugar, los esfuerzos que hacemos para mantenernos actualizados apenas alcanzan para no quedar demasiado detrás de los acontecimientos.
El mundo de hoy nos inunda de datos. Según Eric Schmidt, presidente del directorio de Google, todo el conocimiento generado desde el inicio de la civilización hasta el año 2003 representa 6 exabytes de datos. Ese mismo volumen de información lo generamos hoy cada. dos días. Según un informe reciente de IBM, el 90% de toda la información existente en el mundo fue creada en los últimos dos años. Como muestra, en el minuto que te tomó leer los párrafos anteriores, más de 100 nuevas horas de video se subieron a YouTube, se cargaron algo menos de un millón de tuits, se compartieron en Facebook varios millones de posts, se mandaron decenas de millones de whatsApps y cientos de millones de correos electrónicos.
Esta sensación de dificultad para lidiar con un mundo que cambia demasiado velozmente fue descripta por primera vez por el famoso futurólogo estadounidense Alvin Toffler, quien la llamóshock del futuro. Toffler describió este fenómeno como "el estrés despedazador y la desorientación que se genera en las personas cuando se ven enfrentadas a demasiado cambio demasiado rápido". Él consideraba al shock del futuro no como un potencial riesgo distante, sino como una enfermedad real, sufrida por un gran número de gente.
Lo curioso, mirado desde nuestra perspectiva, es que Toffler acuñó este concepto en un artículo escrito en 1965. En aquel momento vivía en el planeta menos de la mitad de la gente que hoy, una fracción pequeña de la población mundial tenía televisión y teléfono fijo y, obviamente, no existía la telefonía celular ni Internet. Cuesta imaginar qué sería lo que generaba el shock del futuro en ese mundo que ahora se nos presenta como sumamente lento.
"Es difícil hacer predicciones, especialmente acerca del futuro", dijo alguna vez Niels Bohr. No obstante, me atrevo a arriesgar que el ritmo de cambio acelerado al que estamos expuestos hoy va a acelerarse mucho más aún. Igual que nos sucede hoy respecto de 1965, dentro de unos años, mirada en retrospectiva, la velocidad a la que suceden las cosas hoy nos parecerá calma. Estar a la altura de ese futuro vertiginoso será desafiante, pero la recompensa para quienes lo consigan será grande. Buena parte de nuestro éxito y satisfacción mañana se juega en entender la dinámica de estos cambios para tomar hoy las decisiones que mejor moldeen nuestro futuro. En el proceso deberemos lidiar con nuestra propia resistencia al cambio y la tendencia a la nostalgia. Parafraseando en versión libre a Charly García, "cuando el mundo tira para adelante, es mejor no estar (demasiado) atado al pasado".

Prepararnos para el futuro empieza por conocer y entender, aun de manera no técnica, los cambios científicos y tecnológicos que están ocurriendo hoy. El desafío es comprender mejor el presente para así lograr imaginar el futuro. Pero entender es sólo el inicio. Además necesitamos desarrollar nuestras habilidades y actitudes hacia el cambio. De ello dependerá que podamos tomar hoy las decisiones correctas que nos conduzcan a un mañana deseable.

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