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domingo, 27 de enero de 2019

Depresión anaclítica de René Spitz

La depresión anaclíctica es una forma de depresión que tiene lugar durante el primer año de vida, cuando el niño es separado de su madre y no cuenta con vínculos afectivos. Es un estado grave, que puede llevar a la muerte.


Depresión anaclítica fue un término acuñado por René Spitz, en 1945. Spitz era un psicoanalista austro-estadounidense que trabajó como psiquiatra en el Hospital Monte Sinaí y como profesor en varias universidades de los Estados Unidos. Fue heredero de los postulados de Freud, pero se dedicó principalmente a atender niños.
Spitz comenzó a investigar el desarrollo infantil en 1935, cuando todavía residía en Europa. Empleó la observación directa y el método experimental para sus estudios. Todas las conclusiones de Spitz tienen una sólida base empírica. En 1945, llevó a cabo minuciosas pesquisas en un orfanato y de sus observaciones nació el concepto de depresión anaclítica.
Lo que se les dé a los niños, los niños darán a la sociedad”.
-Karl Menninger-
El trabajo de este psicoanalista tuvo un gran impacto, tanto en la comunidad científica, como en la sociedad en general. Buena parte de su investigación quedó registrada en la película Enfermedad psicogénica en la primera infancia, realizada en 1952. Este film incidió notablemente para que se produjera un cambio en el modelo de atención a los niños, dentro de los hospitales. También permitió dar a conocer al mundo el concepto de depresión anaclítica.

Depresión anaclítica, ¿qué es?

Cuando René Spitz comenzó sus investigaciones, en los círculos académicos se pensaba que los niños eran incapaces de experimentar depresión. Algunos psicólogos argumentaban que las señales de esta eran clínicamente irrelevantes en los niños. Los psicoanalistas, por su parte, señalaban que los pequeños no tenían la capacidad de reflexión necesaria y que, por lo mismo, era imposible que se deprimieran. Hablamos de comienzos de los años 30.
Pese a esas creencias generalizadas, hubo dos investigadores que se apartaron de la verdad oficial y decidieron comprobar por sí mismos qué tan válido era lo que se afirmaba. Esos dos investigadores fueron René Spitz, creador del concepto de depresión anaclítica, y John Bowlby, que estudió en detalle la relación entre madre e hijo, al comienzo de la vida.
Spitz llegó a la conclusión de que los niños, desde muy temprana edad, también se deprimían. Descubrió que ese estado incluía todo un cuadro de síntomas bien definidos. También que el niño reaccionaba con esta forma de depresión a la separación súbita de su madre o de los vínculos de afecto, por un tiempo mayor a tres meses.
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Alucinaciones hipnagógicas y parálisis del sueño
Te despiertas en la cama pero no puedes moverte. Además oyes, ves y/o sientes cosas. De esto tratan las alucinaciones hipnagógicas.

Las alucinaciones hipnagógicas son experiencias perceptivas vívidas que ocurren al inicio del sueño. Consisten en sueños muy vivenciados que cursan con fenómenos visuales, táctiles y auditivos. Las alucinaciones hipnopómpicas, en contraste, son experiencias similares que ocurren al despertar.
El término pompe (acto de enviar) en referencia a las alucinaciones hipnopómpicas fue utilizado por primera vez en 1918 por Myer para describir estos fenómenos durante la transición entre el sueño y el despertar.
La primera descripción de las alucinaciones hipnagógicas la hizo el psiquiatra francés Baillarger en 1846. Este psiquiatra las llamó alucinaciones psicosensoriales. El término hipno- (sueño) y –agogos (inducido) fue introducido por Maury en 1848 para designar las alucinaciones o ilusiones que anuncian el sueño.
Así, estas alucinaciones ocurren cuando el sujeto cree estar despierto. La persona puede ver, oír y sentir, pero no puede moverse. Por ello, las alucinaciones hipnagógicas están muy relacionadas con la parálisis del sueño.
Paisaje onírico

Prevalencia e historia de las alucinaciones hipnagógicas

La prevalencia de estas alucinaciones hipnagógicas e hipnopómpicas en la población general ocurrían en un 25-30 % de las personas afectadas por narcolepsia (2). En 1957, los autores Yoss y Daly incluyeron estas alucinaciones en los criterios diagnósticos de la narcolepsia. Estas alucinaciones también se han visto en trastornos de somnolencia diurna excesiva; con frecuencia se vieron en pacientes con parálisis del sueño antes de quedarse dormidos. (3, 4)
Además, algunas sustancias psicoactivas, como el khat (5) y el hachís (6), se han relacionado con la inducción de alucinaciones hipnagógicas e hipnopómpicas.

Parálisis del sueño y alucinaciones hipnagógicas

La parálisis del sueño consiste en una incapacidad generalizada y transitoria para moverse o hablar. Ocurre fundamentalmente durante la transición sueño-vigilia. En ellas ocurren las alucinaciones hipnagógicas.
La parálisis del sueño y las alucinaciones hipnagógicas fueron características importantes de la pesadilla. La cultura popular adornó estos síntomas con interpretaciones sobrenaturales. Así, se pensaba que la parálisis del sueño y las alucinaciones podían estar causadas por la visita de demonios y espíritus.
En 1834, el autor Mcnish definió por primera vez la pesadilla:
“La imaginación no puede concebir los horrores a los que [La pesadilla] da lugar con frecuencia… Todo lo horrible, repugnante o aterrador en el mundo físico o moral se presenta ante él en una temible matriz; … En un momento puede tener la conciencia de que un demonio maligno a su lado; luego, para rehuir la visión de un objeto tan atroz, cerrará los ojos, pero aun así, el ser temeroso hace que se conozca su presencia; porque su aliento helado se siente difundiéndose sobre su rostro, y él sabe que está cara a cara con un demonio. Luego, si mira hacia arriba, contempla unos ojos horripilantes que lo fulminan con la mirada y un aspecto del infierno que le sonríe con una malicia aún más infernal. O bien, puede tener la idea de una monstruosa bruja agazapada sobre su pecho, inmóvil y maligna”.
La cita anterior es una descripción de la pesadilla escrita hace más de un siglo. Al leer este y otros informes similares, se hace evidente que el término ha sufrido un cambio en el significado durante los últimos 150 años aproximadamente. El término se ha utilizado más recientemente para denotar ensoñaciones muy vivenciadas, de contenido desagradable, y que producen una importante sensación de miedo en el sujeto, llegando a despertarle en muchas ocasiones.
cuadro pesadilla de Henry Fuseli

Íncubo: el demonio nocturno

En su libro On the Nightmare, Jones explica que la palabra pesadilla originalmente significaba “fanático de la noche” o “íncubo nocturno”. Estos demonios nocturnos se hicieron responsables de las experiencias de sueños aterradores.
Un íncubo es un demonio que, según la mitología popular europea de la Edad Media, se ponía encima de las mujeres que dormían. La leyenda cuenta que la intención del demonio era tener relaciones sexuales con las mujeres sobre las que se posaba. Su objetivo, a veces, podía ser tener descendencia con la mujer violada, como se cuenta en la leyenda de Merlín. (8) Su contraparte femenina, que se posa sobre el hombre dormido, se llama súcubo.
Los íncubos visitaban a las personas por la noche y se sentaban o se acostaban sobre su pecho, paralizándolos. Jones señala que esta creencia era casi universal en todas las edades y culturas. Así pues, parece que las alucinaciones hipnagógicas de las que hablamos se consideran, en cierto modo, la cuna de la aparición de los demonios nocturnos.
Este tipo de alucinaciones, además de la parálisis del sueño, son estudiadas actualmente como síntomas dentro de la narcolepsia. Sin embargo, parece que estos fenómenos también pueden darse en sujetos sanos. (9)
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Alfred Adler y el complejo de inferioridad

Alfred Adler y el complejo de inferioridad



Alfred Adler fue un médico y psicoterapeuta austríaco. Nació en Viena en 1870 y murió en Aberdeen, en 1937. Estudió medicina en la Universidad de Viena, entre 1888 y 1895.
Alfred Adler se sintió interesado por la patología, la psicología y la filosofía. Se graduó en 1895. La importancia de Adler radica en su vinculación con el desarrollo de la psicología, junto a Sigmund Freud. Se hizo famoso, sobre todo, por su concepción del “complejo de inferioridad” y del “afán de poder”. Fue fundador de la escuela conocida como psicología individual.
Adler trabajó durante dos años en el Hospital General y Policlínico de Viena. En 1897 se casó con Raissa Timofevna Epstein, hija de un inmigrante ruso y próxima al movimiento comunista y feminista, amiga del matrimonio formado por Natalia y Leon Trotski.
“Todo querer, es querer compensar algo”
-Alfred Adler-
En 1898 inició el ejercicio privado como oftalmólogo. Pronto abandonó esta especialidad por la medicina general y, más tarde, por la neurología. Finalmente optó por la psiquiatría.
En 1898, a la edad de 28 años, publicó su primer libro, influido como muchos otros por el marxismo y socialismo. En este libro critica las condiciones de trabajo de muchos trabajadores de telares y sastrerías. Propuso una serie de medidas sociohigiénicas para mejorarlas.
Hombre pensando
Uno de sus principios era el ver al hombre como totalidad, como algo físico y psíquico integrado en un ambiente más que como un conjunto de instintos e impulsos. De acuerdo con su idea holística, es fácil ver que casi nadie puede tener un afán, como el de perfección, sin considerar su ambiente social.

Finalmente, Alfred Adler falleció el 28 de mayo de 1937, a causa de un accidente cerebrovascular. Sus ideas y teorías han pasado a formar parte de la historia de la psicología y han tenido gran trascendencia. Sin embargo, hoy en día es criticado por su falta de rigor científico. Saquen sus propias conclusiones.

La complicada infancia de Alfred Adler

El entorno familiar de Adler fue positivo pero su infancia no estuvo libre de desgracias. Cuando tenía cuatro años, su hermano menor murió de difteria, mientras ambos dormían en la misma cama.
El pequeño Alfred también tenía graves problemas de salud. En una ocasión casi perdió la vista a causa de una neumonía. Los médicos ya habían desahuciado su vista, pero al oír la sentencia de muerte se asustó tanto que “prefirió” recuperarse. Adler también sufrió de raquitis, una enfermedad muy común por aquella época. En sus recuerdos se veía inmovilizado por los vendajes que se utilizaban como tratamiento, mientras su hermano mayor se movía sin esfuerzo.
Todos sus biógrafos destacaron la influencia de estas experiencias de la infancia para el desarrollo de algunos conceptos de su teoría psicológica.
“El hombre sabe mucho más de lo que él entiende”
-Alfred Adler-

Adler y su relación con Freud

Pronto Adler entró en contacto con las ideas de Freud. Ideas que por otro lado eran ridiculizadas por varios de los médicos de mayor influencia del momento. Halagado por su interés, Freud no tardó en invitarlo a sus reuniones semanales, donde se discutían las ideas psicoanalíticas.
Pero la relación de Adler con Freud no estuvo libre de conflictos. La ruptura se produjo en 1911, cuando Adler publicó un artículo en el que atacó algunos conceptos clave del psicoanálisis.
Freud
Algunos conceptos freudianos sobre el desarrollo psicosexual fueron explicados por Adler en términos de relación de poder. Tal es el caso de la famosa “envidia del pene” de la niña. Lo que envidia la niña no es, según Adler, el órgano sexual del niño. La niña envidia los privilegios que tienen las personas que lo poseen. Después de cometer semejante “herejía”, Adler tuvo que dejar la Sociedad Psicoanalítica y fundó la “Psicología Individual”.

La “Psicología Individual” y el “Sentimiento de Comunidad”

La expresión “psicología individual” es desafortunada porque induce a error. La intención de Adler era, en contraposición al concepto freudiano de un individuo dividido en instancias psíquicas, el desarrollo de una psicología de la persona “indivisible” y no una “psicología del individuo”.
Al contrario, la psicología de Adler es más bien una psicología social. Concibe al ser humano siempre en relación a las demás personas, a la comunidad social. El concepto clave de la psicología adleriana es el sentimiento de comunidad.
Para entender lo que le pasa a una persona hay que examinar sus relaciones con los demás. Cualquier conducta humana no se entiende como algo intrapsíquico, sino como un aspecto de la vida de esa persona respecto a otras.
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