A pesar de las alarmantes previsiones climáticas, como la publicada por la Met Office esta semana, la mayoría de personas en Gran Bretaña (y en el mundo) niegan el riesgo de sufrir las consecuencias del cambio climático durante su vida. Así lo dice un nuevo estudio sobre la psicología del cambio climático presentado en la Universidad de Oxford por el profesor de ética pública Clive Hamilton, de la Australian National University.
¿Subida del nivel del mar? ¿Sequías? ¿Inundaciones? ¿Tornados y virulentas tormentas? ¿Desaparición de ecosistemas? Parece que todo esto nos dé bastante igual, que la historia no va con nosotros, que todo queda muy lejos. Pero no es así. En absoluto. Los peligros del cambio climático son tremendos y están a la vuelta de la esquina.
Pero, según el professor Hamilton (que bien podría escribir en Ecopsichology), la mayoría de la población niega esos riesgos. En realidad, según la psicología tradicional, la gente reacciona de tres formas distintas al miedo: negación, apatía o acción. Pues bien, en el caso del cambio climático, una minoría de personas lo niega completamente y rehúsa aceptar que los gases de efecto invernadero de origen humano son su causa. Una minoría todavía más pequeña, en cambio, se han lanzado a la acción haciendo lobbying a sus gobiernos y modificando su modo de vida (conduciendo menos, haciéndose vegeterianos, reduciendo su huella de CO2).
¿Pero qué hace la gran mayoría? Usa estrategias psicológicas y en realidad contraproducentes como ignorar el tema, decir que falta mucho, culpar a los demás (como a los chinos, por ejemplo, y sus plantas eléctricas a carbón) o sencillamente seguir pasándolo igual de bien que siempre. Según Hamilton, lo hacen para lidiar con la ansiedad.
Muchas de estas personas realizan el siguiente razonamiento: por un lado, piensan, los científicos climáticos exageran los peligros del calentamiento global; por otro, si la cosa fuera tan grave, las autoridades y políticos estarían haciendo algo para remediarlo. En realidad, según Hamilton, los científicos también tienen parte de culpa, puesto que habrían minimizado el peligro real por creer que el público en general no puede aceptar la verdad y por no sobrecargarla con información.
¿Alguna solución para cambiar las mentes, para deshechar negación y apatía, e impulsarnos a todos a la acción? Pues que los científicos informen de las dramáticas implicaciones reales que tendrá para todos el cambio climático. En palabras del profesor:
Personalmente, no veo otra alternativa que aumentar el factor miedo. (Traducción libre)
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