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sábado, 21 de marzo de 2020

La guerra abierta entre el psicoanálisis y el conductismo


La psicología es una ciencia que ha abrigado múltiples formas y maneras de entender la mente humana y su funcionamiento. Diferentes escuelas y corrientes de pensamiento han ido aparecido y desaparecido, naciendo unas para complementarse a otras o bien en oposición a sus maneras de ver y actuar. 

Dos de las corrientes psicológicas que tradicionalmente han tenido posturas enfrentadas han sido el psicoanálisis y el conductismo. Estas corrientes no solo han apuntado hacia objetivos diferentes, sino que además definen algunos conceptos básicos, como "conducta" o "mente", de formas totalmente opuestas. 

En este artículo repasaremos los principales frentes en los que se ha desarrollado la batalla entre psicoanálisis y conductismo.

Artículo relacionado: "Las 7 principales corrientes de la Psicología"

El psicoanálisis

Siendo una de las escuelas psicológicas más conocidas, el psicoanálisis centra su interés en la parte inconsciente de la mente. Esta corriente entiende nuestro comportamiento como fruto de conflictos provocados a la hora de gestionar y reprimir los instintos y pulsiones que emanan de lo inconsciente y que no pueden ser eliminados del todo, sino simplemente reprimidos. 


Basado en las ideas de su fundador Sigmund Freud, el psicoanálisis estructura la mente humana en diferentes aspectos, pasando de lo inconsciente a lo consciente. Conceptos como Ello, Yo y Superyó se refieren a la parte de nuestro ser que genera impulsos, los gestiona y los censura en base a la moral social y aprendida, respectivamente. Se dan conflictos entre las diferentes partes de nuestro ser, que el yo pretende solucionar empleando para ello diversos mecanismos de defensa.

A nivel terapéutico, el psicoanálisis tiende a tratar aspectos "ocultos" de la persona. A la hora de explicar la psicopatología el psicoanálisis ortodoxo tiende a centrarse en los eventos pasados, explicándose la sintomatología actual en base a eventos vividos en etapas tempranas del desarrollo humano, en el que se visualizan diferentes fases según la persona se va desarrollando. La presencia de conflictos no resueltos en algún momento del desarrollo generará síntomas en el futuro, provocando regresiones a etapas vitales anteriores.

Para esta corriente, el núcleo de la vida psíquica es la pulsión o el instinto. En este aspecto los diferentes autores psicodinámicos han ido considerando que dichas pulsiones se centraban en diferentes aspectos, siendo en el caso del psicoanálisis más clásico la libido o el deseo sexual.
Además, se suele emplear el simbolismo tanto en la interpretación de la psique como en diversos tipos de terapia y tratamiento. Aspectos como los sueños y las manifestaciones inconscientes resultan de gran interés para explicar los contenidos mentales
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El conductismo

La corriente conductista, sin embargo, pretende estudiar de la forma más rigurosa y empírica posible la mente humana a través de su único correlato directamente observable: la conducta. Su máxima prioridad es lograr una explicación científica y contrastable del comportamiento. Busca pues una observación objetiva descartando en lo posible supuestos no comprobables.

Para los conductistas, la conducta está regida por la capacidad de asociación entre diferentes tipos de estímulos, las respuestas dadas ante estos y las consecuencias que dichas respuestas tengan. Por otro lado, se propone que nos regimos por leyes universales e inalterables. Simplemente captamos la información y a partir de esta reaccionamos de un modo concreto según sus características.
Principalmente se considera que somos entes meramente reactivos a las condiciones de la estimulación, aprendiendo mediante la repetición de asociaciones. Sin embargo, algunas variantes del conductismo, como el conductismo radical, entienden que hay libertad y empoderamiento en la posibilidad de alterar nuestro entorno para que este nos influya tal y como queremos.

Este paradigma, y en especial el conductismo radical propugnado por B. F.  Skinner, se abstiene de atribuir un papel fundamental a los procesos mentales a la hora de explicar cómo nos comportamos, y la mente es considerada más bien como algo que aunque existe no puede llegar a ser analizado de forma objetiva. Las terapias creadas bajo este paradigma se centran en el presente, sin focalizarse en aspectos pasados, y pretenden modificar la conducta actual del sujeto que acude a consulta con el fin de hacerla más adaptativa mediante procesos basados en el aprendizaje.

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https://psicologiaymente.com/psicologia/guerra-entre-psicoanalisis-conductismo

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